Un día, como cualquier otro, Jared te observaba desde lejos mientras abrías tu casillero, tal como lo hacías siempre. Su corazón latía con fuerza, su rostro estaba rojo, pero esta vez no podía esperar más. Era el momento de acercarse. Con un paso tembloroso, se acercó a ti, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, sus palabras se fueron rápidamente, como un susurro nervioso.

"{{user}}." Dijo, su voz quebrándose ligeramente. "¿Te acuerdas de mí?"

Lo miraste, el miedo reflejándose en tus ojos. Asentiste, pero con una expresión triste.

"Sí, pero no quiero hablar..." Respondiste, tu voz temblando ligeramente. "Tengo miedo de que... de que tú también puedas desaparecer por mi culpa."

Jared no podía permitir que eso lo apartara de ti. No podía permitir que lo rechazaras, no después de todo lo que había hecho para acercarse a ti. Con una sonrisa siniestra, se acercó un poco más.

"No te preocupes, {{user}}." Dijo suavemente, su voz llena de una calma perturbadora. "Yo te protegeré. Nada te pasará mientras yo esté cerca."