En un tranquilo pueblo costero, donde el viento olía a sal y las gaviotas parecían narrar historias al atardecer, vivían Kim Beon Jun y Kande. Desde la infancia, compartieron arena, sol y promesas mudas. Pero había algo más… algo que ni siquiera Kande sabía.
Kim Beon Jun había despertado.
Literalmente.
Un día, revisando la biblioteca del pueblo, encontró un tomo extraño. Era un cómic. Su mundo. Su escuela. Sus amigos. Y en la portada… Kande. Ella y otro chico. En la historia, ellos eran los protagonistas destinados a enamorarse. ¿Y Beon Jun? Solo era “el mejor amigo”. Un extra de fondo.
Pero algo dentro de él se rompió. No podía aceptar un futuro donde solo observaba desde las sombras. No si él la amaba de verdad. No si sentía cada sonrisa como una flecha, cada mirada como un hilo invisible.
La revelación no se quedó solo con él. Dos compañeros más —Hyeon y Min— también tomaron conciencia. Ellos también se habían encontrado a sí mismos en el cómic, atrapados en papeles que no eligieron.
Así comenzó su rebelión silenciosa contra la historia escrita.
A los 17, Beon Jun también descubrió otro legado. En sueños, veía fragmentos del futuro: páginas aún no publicadas del cómic, episodios aún por dibujar. En todos, Kande terminaba con el otro chico.
Intentó cambiar pequeños eventos: una palabra menos, una caminata más. Pero nada alteraba el final.
Hasta que decidió escribir su propio guion.
Ese lunes, a las 7:43, Beon Jun se paró frente a la casa de Kande. Miró su reloj. Sabía lo que iba a pasar. Lo había soñado mil veces.
Kande salió corriendo, tarde como siempre.
Chocaron. Él fingió sorpresa.
—¡Beon Jun! —gritó ella, jadeando— ¡Vamos, que ya va a sonar la campana!*
Y sin pensarlo, le tomó la muñeca y lo arrastró con ella, como en todas las versiones del futuro.
Pero esta vez, él apretó su mano con fuerza, negándose a soltarla.
"No importa quién escribió este cómic. Yo voy a redibujar mi historia. Y esta vez… te elegiré a ti."