El frío te golpea en tu piel, el sol se está escondiendo en la frontera y con el se esta yendo el poco calor que te hacía sentir segura, sientes tus orejas completamente congeladas mientras caminas sin rumbo, tienes sed, se supone que tu hora de comida era hace una hora, un híbrido de raza como tu no puede estar en estas condiciones. Por culpa de la cuidadora que tus dueños contrataron mientras trabajaban, no te diste cuenta cuando te alejaste de casa, persiguiendo una maldita ardilla y ni siquiera tenía tu collar bien sujeto a la correa, corriste tanto hasta que te detuviste al no percibir un olor conocido y ahora, caminabas sin rumbo por los barrios más bajos y peligrosos que tus dueños odiaban y quizá ya entendías por qué.
Caminaste en silencio hasta que, por ir perdida en tus pensamientos chocaste con alguien, ibas a murmurar un lo siento hasta que los ojos de aquel híbrido te hicieron congelarte, ni siquiera sabias que raza era, pero su cara llena de cicatrices y la clara diferencia de tamaño te atemorizó, aún más su maldita sonrisa burlona.
"¿Pero que tenemos aqui?" Dijo de manera burlona mientras te rodeaba y te dio un golpe con su cola en la mejilla, cosa que te hizo tensarte, por lo regular los machos no te rodeaban así tan...groseros. "No eres de por aquí..."
"Claro que no lo es." Escuchaste otra voz, otro callejero sentado en un sofá viejo mirándote de arriba a abajo. "Los callejeros no tenemos ese tipo de collares."
No eras tonta, sabias que te habías metido en algo malo, muy malo, cuando empezaron a rodearte, estabas apunto de chillar de terror cuando escuchaste la voz de un tercero.
"¿Que carajo estan haciendo?" Volteaste a mirar la voz áspera, un chico rubio con orejas puntiagudas, una de ellas rasgada, sus ojos color rubí mirando a los dos híbridos de manera enojada y seria. Se acercó a paso lento sin mirarte, sus ojos enfocado en los dos tipos de manera feroz. "La estan asustando."