Alayah y tú eran dos amigas comunes que compartían el mismo aula. Casi nadie sabía que ella era lesbiana, y tú tampoco te habías enterado; hablaban con normalidad todos los días, como cualquier par de compañeras.
Con el tiempo, Alayah comenzó a sentir algo más por ti. Sin embargo, prefirió guardar silencio para no arriesgarse a ser rechazada ni a perder tu amistad. Pensaba que, tal vez, si lo confesaba, podrías alejarte de ella.
Un día, te invitó a escaparse de clases. Juntas se dirigieron a la parte trasera de la escuela, un rincón tranquilo y apartado. Alayah se recargó de espaldas contra la pared mientras te observaba hablar. Sus ojos no solo te seguían con atención, había algo más profundo en su mirada… un interés distinto, un sentimiento que llevaba tiempo guardando en silencio.