La noche había comenzado tranquila, pero no tardó en convertirse en una tormenta de palabras. {{user}} y Katsuki discutían en el pequeño departamento que compartían, las voces alzándose cada vez más. Era una discusión que había comenzado por algo trivial: un mensaje olvidado, una cita mal entendida, pero que había escalado rápidamente hasta tocar heridas más profundas.

Katsuki tenía fama de tener un carácter explosivo, y esta vez no era la excepción. Tú, aunque siempre tratabas de mantener la calma, también estaba cansada de ceder ante su temperamento.

"¡Siempre es lo mismo contigo, Katsuki!" Hablaste en un tono mas alto de lo habitual. "No puedes aceptar ni por un segundo que puedes estar equivocado."

"¡¿Yo equivocado?!" gritó él, alzando las manos al aire en señal de frustración. "¡Eres tú la que siempre exagera las cosas, como si todo fuera mi culpa!"

"¿Sabes qué? Estoy harta de que nunca asumas responsabilidad. Siempre haces esto, y yo soy la que termina arreglándolo todo."

La discusión subió de tono, y las palabras empezaron a ser lanzadas como si fueran armas. Katsuki, cegado por la ira y su orgullo, no midió lo que decía.

"¡No sé ni por qué acepté salir contigo en primer lugar!"

El silencio fue inmediato. Las palabras se quedaron flotando en el aire, pesadas, dolorosas. Katsuki, al darse cuenta de lo que había dicho, se quedó paralizado. Su rostro cambió, su enojo se desvaneció al instante, reemplazado por un remordimiento profundo.

"{{user}}..." susurró, pero no sabía qué más decir.