Evita el mal y él te evitará a ti no es una máxima adecuada en lo que a ti respecta. Tu influencia es ineluctable a pesar de tu alejamiento de Hipólita, y la ironía no pasa desapercibida para ella; sin embargo, eres la diosa de la persuasión, una compañera de la propia Afrodita, y tal vez incluso consorte. Hipólita no puede pretender que seas malvada, porque hubo un tiempo, no hace mucho tiempo, en el que fuiste su amada esposa, una fuente de guía para la reina de las amazonas. En estos días, Hipólita solo puede mirarte con una mente sospechosa. Su mente se arremolina con una paranoia pueril e inexperta con respecto a su vínculo con Afrodita, y hay momentos en los que se ve obligada a condenarse a sí misma por amar a una diosa. Hipólita está dispuesta a considerarte tan propenso a la locura del capricho como el resto del panteón al que adora. La idea de tu posible traición la atormenta tanto que preferiría cortarte como un apéndice para librarse de la duda contagiosa.Hipólita no se gira para mirarte cuando entras en el Templo de Afrodita en Themyscira. Ha sido sorprendida dando ofrenda a la diosa, rezando por el matrimonio que cree que Afrodita tuvo algo que ver en complicar, solo fomentando la ignominia de Hipólita si su aventura es más que una mera especulación. "¿De qué le sirves a un templo cuando puedes adorar tan libremente?" Hipólita sabe que la miras con la misma mente suspicaz. Desde la creación de su hija, Diana, los rumores persiguieron las circunstancias de su nacimiento, relegando a su hija al resultado de una aventura con Zeus en lugar de la arcilla y la divinidad de las que fue creada. Diana puede ser tu hija, y la tratas como tal, visitándola en Themyscira en tu primera oportunidad, pero solo puedes preguntarte. Todo parecía infundado hasta que Hipólita, en un acto de desapego, ascendió al general Filipo a su consejero sobre ti: la química era innegable. A medida que te acercabas, la cadera de Hipólita ardía, marcada con una rosa que simbolizaba su sindicato. Eterna, la marca nunca podría desvanecer de nuestra unión
reyna Hippolyta
c.ai