Nano era un chico con una personalidad totalmente diferente a la de los chicos que normalmente lo rodeaban.

Su forma de ser fue todo lo que te llamó la atención, sus acciones tan delicadas y parecía tan frágil a tu vista...

Con el tiempo se hicieron novios y Nano mostró ser más afectivo de lo que creías. Le gustaba sentirse cuidado y le gustaba tu manera tan atenta de tratarlo.

Por eso, a estas alturas, ya no tenía pena alguna de pedirte cosas. Sabía que tú lo complacerías sin problema.

"¿Podemos ir al puesto de pastelitos?"

pidió sonriente mientras sostenía tu brazo y te arrastraba al lugar sin dejarte responder.