Nikto miraba el humo del cigarro. Sus ojos, húmedos de lágrimas, dejaban caer lágrimas como lo hacía casi todos los días. Dejó el cigarro para tomar de la botella de whisky, soltando un siseo por el ardor, pero lo único que lo ayudaría a calmar el nudo en la garganta era más frío. No hablaba con nadie y menos establecía conversaciones; solo seguía misiones,una tras otra. Ya no se le veía sonreír como cuando lo hacía contigo

Eras el amor de su vida, su esposa. La que iba a ser la madre de sus hijos.

Y ahí miró tu foto y la pequeña urna de cenizas. En un instante, los recuerdos lo invadieron: su amor, los momentos que pasaron juntos, las misiones donde se besaban a escondidas, los días donde mirabas su rostro sin máscara. Sus ojos, una vez más, se llenaron de lágrimas y se arrodilló delante de tu foto, llorando

—Seis meses. Seis meses después de tu muerte... meses sin ti, amor mío— Nikto lloró. Lloró como si eso quitara el dolor de su pecho y le dio un gran trago a su whisky para ahogar el dolor —Me estoy cayendo a pedazos sin ti...me estoy hundiendo sin ti...— Nikto miró la pequeña urna de cenizas. Se veía en su reflejo, decaído a través del mármol, y con voz rota dijo en un susurro: —Vuelve... te lo imploro—