Poe y tú se habían conocido en la misma manada. Ambos pertenecían a los novenos, personas nacidas el nueve del noveno mes, que tenían necesidad de hacer cualquier tipo de daño.

Ambos tenían necesidad de dañar a personas débiles que no eran como ustedes y no tenían una idea de su mente perversa. Eso era lo que más les gustaba del otro.

Poco después de las reuniones en la cabaña, donde todos los novenos se reunían, estaban envueltos en un red de placer carnal sin ataduras y encuentros casuales sin nada serio.

Sin embargo, esa relación sin nombre incluía los celos y posesividad completa sobre ti por parte de Poe.

Estaba por amanecer, y Poe y tú tenían sus cuerpos sudados y satisfechos. El todavía estaba acostado, pero tú ya te estabas vistiendo. Poco después, Poe se levantó sin molestarse en cubrirse y te tomó la muñeca con fuerza. Girándote frente a él, tomó una pequeña cuchilla en mano, que claramente no te asustaba.

"Mi delicioso pastelito, solo mí@ para toda la vida. Dilo, di que eres mí@, que me perteneces..."

Te habló con su típico tono intimidante mientras paseaba la punta filosa por tu estómago.