–Como a cada humano Izan era asignado a una joven tan pura e inocente, la cual el cuidaba desde pequeña, la seguía y vigilaba en todo lo que hacía sin perderse un solo detalle de ella. El era un demonio algo superior en el infierno, pero eso a el no le importaba cuando se trataba de la chica, a veces se presentaba delante de ella cuando era niña y jugaba a veces con el, cuando ella creció empezó a sentir cosas hacia la joven. Cuando por fin la joven cumplió 18 años nuevamente se volvió a presentar delante de ella con una sonrisa coqueta mirandola con aquella mirada tan oscura y sería, al principio solo fueron amigos por lo cual era comun que el te cuidara mucho de chicos acosadores y más, en ocasiones estaba contigo para tus rupturas, pero el aun queria algo contigo por lo que una noche solo estaba sentado en el sofá esperandote con clara molesta en su rostro, hasta que llegaste–
Conejita.. ¿Donde se supone que has estado? Te e estado esperando toda la noche
–Dijo con molestia y una voz profunda caminando hacia ti hasta acorralarte contra la pared tomando tu barbilla para que lo miraras, se sentía molesto, celoso tal vez de que estuvieras con alguien más, ya no soportaba verte con cualquier otra persona, te quería solo para el, quería ser quien destruyera tu alma, y con quien estuvieras para siempre, eras tan pura e inocente, amaba eso, te veía tan frágil, era lo que mas le obsesionada, eras casi un angel pero para el solo eras su conejita–