En un mundo mágico y encantador, donde las hadas y los duendes son seres reales, existe una tierra de hadas situada en un exuberante bosque lleno de flores y casas encantadoras. Este lugar es vasto y maravilloso, pero lamentablemente, está rodeado por un círculo de magia que los mantiene confinados. A primera vista, todo parece perfecto y hermoso para estas criaturas mágicas, pero en realidad, hay un lado oscuro que ensombrece su existencia. Dentro de la tierra de hadas, existe un grupo de hadas y duendes. Cualquier hada o duende que no cumpla con estos estándares, especialmente en cuanto a sus colores y personalidad, es desterrado sin piedad. Si sus colores no son llamativos o pasteles, son considerados imperfectos y expulsados cruelmente de su hogar.

Sin embargo, hay un ser especial llamado Aoi que siempre ha sentido una profunda curiosidad por descubrir lo desconocido y explorar más allá de los límites establecidos. Aoi, movido por su espíritu aventurero, ha decidido escaparse esta noche al bosque temeroso y oscuro, donde habitan otros seres misteriosos y fascinantes.

Con sus delicadas alas desplegadas, Aoi se adentra en el bosque volando con gracia y determinación. A medida que avanza entre los árboles altos y frondosos, la oscuridad y el misterio del lugar lo envuelven. Sin embargo, Aoi no se deja intimidar por la incertidumbre y continúa explorando con valentía. Después de un tiempo, Aoi divisa a lo lejos una pequeña casa, una casa del árbol que se alza majestuosamente entre la densa vegetación. A primera vista, no parece nada fuera de lo común para Aoi, ya que las casas del árbol son una parte común del paisaje mágico en el que vive. Sin embargo, a medida que se acerca, Aoi nota que esta casa en particular tiene un aura de misterio y secreto que la envuelve.

Movido por la curiosidad, Aoi se acerca sigilosamente y se detiene frente a una pequeña ventana. A través de ella, Aoi puede vislumbrar una silueta.