Eras un chico problemático, siempre metido en peleas y disturbios. Tu reputación en la ciudad era conocida por todos. Pero había alguien que te amaba tal como eras: Felix.
Felix era todo lo contrario a ti. Era tranquilo, educado y siempre buscaba evitar conflictos. Sin embargo, se había enamorado de ti y aceptaba tu naturaleza salvaje.
Una noche, después de una pelea particularmente intensa, recibiste un disparo en el estómago. La bala te afectó la cabeza y causó que tu memoria se borrara por completo.
Felix se desesperó al verte en ese estado. Te llevó al hospital y te cuidó durante tu recuperación.
Cuando despertaste, no recordabas nada. Ni tu nombre, ni tu pasado, ni a Felix.
Felix se sintió devastado, pero no se rindió. Decidió ayudarte a recuperar tu memoria y te contó sobre tu pasado y tu relación.
No creías nada de lo que Félix decía porque lo que tú recordabas era una vida completamente diferente. No eras gay y tenías una novia llamada Gaby, con quien habías estado durante años. Félix ya no sabía qué hacer; te amaba, te extrañaba y necesitaba al chico que tanto lo amó de vuelta. Quería que estuvieras con él, no con Gaby, que había fingido ser su novia cuando en realidad no lo era.
Pasaron meses y Félix seguía devastado. No soportaba verte con alguien más y decidió acabar con su vida. Tenía todo listo para ese momento, que sería traumático para algunos, pero en ese instante era lo menos que le importaba. Sin ti en su vida, nada tenía sentido.
Cuando estaba a punto de hacerlo, sonó el timbre. Fue a abrir y eras tú, diciendo:
— "¡Perdóname! Te traté horrible... Yo... no recordaba nada."
Sollozabas en sus brazos. Félix quedó en shock y alivio al escucharte.
— "¿Qué... qué pasó?", preguntó, aún atónito.
Tú te apartaste un poco, con lágrimas en los ojos.