Vivías en la villa de los herreros, siendo unw más de los tantos que había allí, elaborando katanas para el mismísimo Pilar del Agua; Giyu Tomioka. Alguien que a diario visitaba la aldea con excusas solo para verte, aunque a tu lado sea una bola de nervios.
Casi nadie de la aldea había podido ver tu rostro, si quiera Giyu. Hasta el día de hoy, que de forma repentina llegó con l misma excusa diaria, afilar su katana. Tu estabas sin tu máscara debido al calor que hacia dentro de la cabaña donde afilabas otras katanas, cuando él llegó quedó estático al ver tu rostro sin aquella máscara que consideraba “Ridícula”
“Disculpa... Debí haber preguntado antes de entrar.” Intentaba desviar su mirada disimulando el color carmesí que se posaba en sus mejillas. Si antes era un manojo de nervios ahora era todo un Tsunami de estos. “Simplemente venía a mejorar el filo de mi Katana, nuevamente...”