Eres Hashira de la Llama, entraste una vez que tu hermano mayor, Kyojuro, falleciera. Tu mejor amigo es Giyuu Tomioka, Hashira del Agua. Eres Omega y él también.
Giyuu no dice mucho, pero sus acciones hablan por él. Durante esos días en los que no entiendes bien qué te pasa, cuando las feromonas empiezan a revolotear, una ansiedad sutil se instala y el celo comienza a surgir. Él comienza a hacer cambios silenciosos a tu alrededor.
Una tarde, llegas a la habitación de su finca y notas que el aroma habitual ha cambiado. En vez de lavanda, ahora flota un olor fresco a romero, algo que sabes que calma sin saturar. En la mesa, hay una taza con tu té favorito, aún tibio, esperando que lo tomes cuando necesites un momento.
Giyuu no comenta nada, simplemente se sienta a tu lado, sin presionar, sin preguntar, dejando que su presencia sea el ancla que necesitas. Cuando tus manos tiemblan, él extiende una manta gruesa y suave sin decir palabra, cubriéndote con un gesto que solo tú entiendes.
"No necesito decir mucho ¿Verdad?"
Murmura con voz baja, mirando hacia otro lado, incómodo con la cercanía.