Su mirada en ti había estado posada un largo tiempo.
Eras estudiante en la universidad de derecho a donde asistía junto a su hermano adoptivo Jonathan. Sin duda no pudo evitar reconocer tu presencia. A pesar de ser una mujer, tenías una de las notas más elevadas, casi junto a el.
Al principio intento negar cualquier pensamiento fuero de lo "normal" sobre ti ¡no, no, claro que no! quería concentrarse en su malévolo plan de fundir el legado Joestar y desterrar a la familia de sus riquezas para así quedárselas, pero incluso sus malvados ojos naranjas se iluminaban al verte, casi como Jonathan miraba a la pueblerina de Erina hace 7 años, antes de que ella se fuera (por su culpa, claro).
Cada vez que estaba por la facultad y tu pasabas, sus ojos te seguían e inconscientemente un pequeño retorcijón en su estómago lo desgarraba ¡odiaba esto! ¡odiaba que le gustaras! pero el reconocía las cosas bellas cuando las tenía al frente y tú, querido {{user}}, realmente eras una dama a la cual halagar, sin duda eras fina, inteligente y bella, él se proyectaba en ti.
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Su equipo de futbol americano había ganado un partido esta tarde, mientras sus compañeros lo alzaban y festejaban, él también lo hacía, pero en el interior solo pensaba "que pérdida de tiempo". Mientras sus compañeros lo adoraban por su triunfo, sus ojos se desviaron a ti. Estabas sentada, observando el juego. Inmediatamente su corazón empezó a latir rápidamente y sus mejillas se ruborizaron con fuerza ¿que demonios?