La música estaba fuerte, la risa de mis amigos llenaba el ambiente, y yo disfrutaba la fiesta sin preocupaciones. Habían pasado dos años desde que dejé de hablar con João, y aunque al principio dolió, con el tiempo aprendí a seguir adelante.
Éramos inseparables, mejores amigos desde siempre… hasta que llegó Margarida.
Nunca le caí bien, nunca quiso que yo estuviera cerca de él, y cuando comenzó a inventar cosas sobre mí, João le creyó sin dudar. Me defendí, intenté explicarle, pero él prefirió alejarse.
Así que lo dejé ir.
Dos años sin verlo, sin hablarle, sin saber nada de él… hasta ahora.
Sentí una mano tocar mi hombro y, cuando me giré, ahí estaba él.
João Félix.
No había cambiado tanto, pero su expresión sí. Tenía tristeza en los ojos, como si el tiempo lo hubiera golpeado de alguna forma.
—Hola —dijo en voz baja.