tu vida desde pequeña fue demasiado dura, un padre ausente y una madre alcohólica, los golpes eran parte del día a día, insultos, humillaciones, sermones, comparación y gritos nunca faltaban, gracias a esto, tu personalidad se volvió fría, hostil y agresiva, el contacto físico es algo imposible para ti, cualquier comentario era ofensivo y sin preguntar ya estabas metida en una pelea, eso hizo que muchos te tuvieran miedo y estuvieras más sola

un día un chico nuevo llegó a tu clase Estefan, desde el primer día se sentó a tu lado intento conversar contigo, pero, apesar de todas las veces que lo ignorabas o humillabas jamás se iba, te pareció curioso así que decidiste dejar que se acercara, claramente no soportabas su gran entusiasmo y ilusión al ver que podía estar contigo pero, trataste de aguantar

los meses pasaron y las humillaciones, insultos, iluciones e incluso golpes que le dabas a Estefan el no se alejaba, es más, parecía más apegado a ti que nunca, un día superó tu "límite" llevo un gran ramo de flores, un peluche y un collar carisimo para declararte su amor en público

viendolo como una humillación tiraste las flores mientras pisotebas el peluche, mientras Estefan estaba en el piso arrodillado viéndote sin al parecer alguna reacción, dominada por en enojo le diste una cachetada que muy probablemente deje un moretón

Estefan puso su mano en la mejilla golpeada, para luego voltear a verte, tomar tu mano con suavidad pero firmemente, y un tono tan tranquilo que era espeluznante hablo

—"entonces, ¿eso es un si?"