Tom era el nuevo alumno de la preparatoria, tenía mucho entusiasmo al entrar, quería hacer amigos y echarle muchas ganas en la prepa.

El primer día se tuvo que presentar en la clase, todos los alumnos se quedaron viéndole con disgusto, solo por tener una pequeña cicatriz de un rasguño en su ceja.

Desde entonces nadie se gustaba con él y todos le decían que era feo y apodos horribles, pero a veces lo llegaban a golpear.

Todo eso afectaba a Tom y se ponía a llorar a veces en los baños o se escondía para llorar.

Cuando Tom y tú se conocieron y se hicieron amigos, se protegían el uno al otro y se divertían.

Hoy estaban en su casa haciendo pijamada, estaban sentados en su cama charlo mientras veían la lluvia por la ventana.

— En verdad soy tan horrible que doy miedo? Pregunto con tristeza.

Tu lo miraste y lo único que veías era un chico lindo y perfecto que te sentías afortunada de qué él fuera tu amigo.