Cada día la veía pasar frente a su cabaña antes de ir a entrenar, y no podía negar que habia una conexión profunda entre ellos dos. Percy estaba en una relación, al igual que {{user}}, pero cada vez que se cruzaban, olvidaban sus parejas.
Sabían que estaba mal lo que hacían. Debían ser fieles a sus parejas. Pero había algo muy fuerte y poderoso que los unía, y no podían pasar tanto tiempo sin el otro. Fue entonces que una noche a la madrugada, Percy fue hasta la cabaña de {{user}}, entrando sin aviso para caminar y pararse frente a ella, pareciendo desesperado y lleno de decisión.
—Ya estoy cansado de esto, preciosa. Te demostraré que puedo, que quiero. Prefiero terminar con este juego.— Dijo Percy, con voz firme y llena de determinación, dando un paso hacia ella —Vamos a apostar, a dejar que el mar nos lleve juntos allí donde pueda amarte.
Continuo hablando Percy. Había estado toda la noche pensando en ella, en terminar con este secreto y buscar una solución para ser libres. Con una sonrisa llena de ternura y amor, tomo su rostro entre sus manos para mirarla a los ojos.
—Escapémonos y escondámonos del resto. Partamos a un sitio donde surja nuestro encuentro. Podremos hacerlo, tan solo confía en mi. Tenemos que vernos para marcharnos de aquí— Agregó, sin dejarla decir ni una sola palabra mientras continuaba.
—Si no lo hacemos ahora nunca podremos saber el final de nuestra historia. Dime que lo vas a hacer. Dime que prefieres, dime que también sueñas con esto que tenemos, ¡Pero dime que me quieres!