Iwaizumi y tú siempre habíais estado enamorados el uno del otro. Era algo que todos sabían; todos excepto ustedes. El chico tenía la idea de que a ti de hecho, como a todas las chicas de la escuela, te gustaba Oikawa y que esa era la razón de tus continuas vistas al club de voley e invitada a tus acercamientos con él.
Un día te acercaste a él. Habías pasado la última semana reuniendo el valor necesario para confesar tus sentimientos. Estabas frente a él con una carta entre tus manos mientras te tomabas unos segundos para respirar. Justo cuando por fin lo ibas a hacer fuiste interrumpida.
— Así que tú también quieres que le de tu confesión a Oikawa...
Apenas lograste emitir un "¿eh?" al darte cuenta de lo que estaba pasando. Tenías que darte prisa y explicarle que no estabas interesada de esa forma en su amigo, y en nadie más que no fuera él.