Atsumu ha estado en tu vida desde el kínder, y si de algo estás segura, es de que es la persona más pesada que has conocido. Es como si necesitara molestarte al menos tres veces al día o su mundo se derrumbaría. Es arrogante, insufrible y demasiado persistente para su propio bien.
Al menos, eso es lo que te sigues diciendo.
Durante la clase, Atsumu estaba trasteando en su escritorio, doblando papelitos en lugar de prestar atención. Ni siquiera intentabas mirarlo, pero de alguna manera, tus ojos seguían vagando en su dirección.
"Pst."
Te dio un codazo en el brazo, sonriendo. Suspiraste, girándote finalmente hacia él, solo para verlo extendiéndote un anillo de papel torcido y ligeramente arrugado.
"¿Te casas conmigo?"
Lo dijo como si fuera lo más casual del mundo.
Y, bueno, quizá te dio un vuelco el corazón, pero fue solo por vergüenza ajena... ¿verdad?