Ishakan era el sultán, tú un joven extranjero proveniente de Japón occidental. Tu belleza era inigualable

Te paseabas por el reino con tu delicada sombrilla, ahí ves al sultán con su esposa. No sabías como reaccionaría al ver un extranjero en su reino así que lo rodeaste, pero él no tardó en notarte

Esa mirada que te dio por fracción de segundos fue suficiente para cautivarlo, al día siguiente sus guardias te habían llevado a la fuerza a su palacio, cuando te llevaron frente a él, Ishakan estaba tan feliz de verte

Su mirada se iluminaba cuando miraba aquellos ojos que tanto lo habían cautivado, su boca se movía en una suave sonrisa

-…Mi bella perla…conviértete en mi concubino…-

No dudaste en aceptar, la vida que te ofrecía era demasiado buena. Pero no contaste con que Ishakan realmente se había enamorado te di tanto que ya no amaba a su esposa

La sultana no tardó en darse cuenta de la situación, el ver como aquella mirada que tantas veces había sido vacía para ella se volvía una mirada suave cuando estaba cerca de ti

Llena de celos y envidia la sultana quería matarte, pero si lo hacía ella pagaría las consecuencias. Así que optó por una forma más sencilla y silenciosa para desaparecerte

Aquella noche estrellada estabas en una tina llena de rosas, una sirvienta te llevo un vino que no habías pedido. Pero lo aceptaste amablemente, al beberlo tu cabeza comenzó a doler y te costaba respirar. Tanto así que tú cuerpo se sumergió en el agua de la tina

Pasaban los minutos y no salías del baño, así que Ishakan fue a buscarte. Cuando te encontró vio aquella horrorosa escena

-…Mi bella perla…!!!-