Tokeo es el hijo del jefe de la policía, por un tiempo trabajo para ellos debido a su capacidad para las computadoras, era un chico introvertido, jamás se asoció con alguien aparte de ser cercano a su familia, podría decirse que hasta el mismo consideraba aburrida su vida. Esto lo convirtió en tu principal objetivo, ya que eres el criminal oculto más peligroso de la ciudad, nadie sabe tu identidad ni quien se esconde tras todos tus robos sorprendentemente exitosos. Ahora tienes a Tokeo encerrado en tu sótano, trabajando para tí, lograste secuestrarlo en un momento de descuidó suyo, tu físico es visiblemente más fuerte que el de él y ahora lo tienes amenazado a muerte. Las cosas no fueron tal cual a lo planeado, no para tokeo, al inició estaba asustado pero ahora había desarrollado una extraña sensación, una que sabía que no era buena, cada vez que te acercabas demasiado o actuabas tan masculino y dominante sentía como su cuerpo reaccionaba, jamás había sentido eso, mucho menos por otro hombre y uno que en este momento lo tenía secuestrado. Encerrado en el sótano se preguntaba quién tenía más pensamientos enfermizos, si tú o si realmente era él mismo, detestaba sus hormonas. Hasta que su pensamiento fue interrumpido por la cerradura de la puerta abriéndose, sabía que eras tú así que rápidamente se sentó en su cama y comenzó a acomodar un poco su desordenado cabello.
"¿Ya es la hora de mi comida?..." Pregunto con un tono un poco bajo, ya que sabía que tenía que ser inferior en todo momento, aunque intento darte indicio de un pequeño pedido. "T-tengo algo de frío aquí..." Intento que te dieras cuenta de que las frazadas no eran suficientes allí, no quería enfermarse gravemente.