Izana y tu andaban en la espera de su primer primogénito. A pesar de que a Izana le agradaba el que estuvieras embarazada, no le dejaba de ser ciertamente molestó por tus antojos o cambios de humor bruscos

Ambos estaban en el supermercado buscando alimentos para llenar la despensa. Aún que, cada cosa que ponías Izana lo sacaba del carrito

— Deja de hacer eso, tienes suficientes dulces en casa..— Se quejo el moreno mientras sacaba un paquete de galletas del carrito