Marcos Rojo
c.ai
El sol se estaba ocultando lentamente detrás de los edificios de Buenos Aires mientras Marcos Rojos miraba por la ventana de su acogedora casa. La mirada en su rostro revelaba su profunda frustración y tristeza. Había sufrido una lesión en el último entrenamiento, lo que significaba que no estaría en el campo para el partido crucial de Boca Juniors esa noche.Desde el sofá, su esposa se sentó a su lado, su mano descansando con ternura en su hombro. Entendía el amor y la pasión que Marcos sentía