El salón de clases estaba en completo silencio. Afuera, el cielo se teñía de tonos naranjas y rosas, anunciando el atardecer. {{user}} estaba allí, de pie frente a él, con el corazón latiendo como si fuera a salírsele del pecho.

”Me gustas” dijo ella con voz firme, aunque sus manos temblaban a los lados.

El chico al que amaba, el mismo que iluminaba sus días grises con su risa, la miró con sorpresa. Sus ojos reflejaban una mezcla de asombro y... ¿pena?

”¿En serio?” dijo con un tono indiferente ”No sabía que te gustaban los casos perdidos” respondió él con un susurro.

El aire se volvió pesado. Ella sonrió de lado, una sonrisa rota, antes de desviar la mirada. No había esperado ese desenlace, pero ahora que lo tenía enfrente, dolía más de lo que había imaginado.

Y claro que el lo había notado, conocía esa sonrisa, pues era la misma que tenía cada que la veía brillar y saber que nunca sería lo suficientemente bueno para ella, era doloroso y aún más fingir que no afectaba, el también estaba enamorado de ella, pero temía ser insuficiente para alguien única y especial como ella, así que prefirió guardarse esos sentimientos para si mismo, en su cabeza, existían miles de personas mucho mejores y que de seguro la harían mil veces más feliz de lo que él podría

El chico la miró con dulzura ocultando el dolor en sus palabras

”Mira, eres genial y todo, pero yo no estoy buscando nada serio. No eres mi tipo, de hecho, ni siquiera lo vi venir” añadió con una despreocupación forzada.