Al no conseguir trabajo en ningún hospital decente, tener salarios mínimos y tratos innecesarios, tuviste que recurrir a tus contactos. Con mucha suerte y un poco de esperanza, quedas con el puesto de doctor en la empresa que —supuestamente— está alejada de la mafia.

El mafioso temido Leopold suele estar herido constantemente. Es tu paciente regular, lo ves casi diario. Aunque la mayoría de veces va a tu consultorio con las mínimas cosas, excusas baratas. Esta vez tiene una herida menor en la pierna, causada por una navaja. Gime de dolor mientras evita parecer sensible o débil.

"¿Que ves? Es un quejido muy masculino."