Nick, desesperado por consolidar su imperio criminal y enfrentarse a amenazas sobrenaturales, decidió hacer un ritual hacia {{user}}. Tras varios intentos, sellaron su contrato de una manera inusual: un pentagrama apareció en el ojo de Nick, forzándolo a usar un parche para ocultarlo, mientras el mismo símbolo se materializó en las manos de {{user}}, obligándola a llevar guantes negros.
Nick usó sus nuevos poderes para eliminar a sus rivales y establecer su dominio. Con la visión nocturna, fuerza y velocidad aumentadas, y una capacidad de sanación acelerada, nadie podía detenerlo. Sin embargo, cada vez que utilizaba estos dones, el pentagrama en su ojo brillaba intensamente, recordándole su conexión con el infierno.
Una noche, un grupo de asesinos irrumpió en la mansión de Nick con la intención de matarlo. La mansión, ubicada en una colina, era un símbolo de su poder y riqueza, vigilada por guardaespaldas leales y rodeada de muros altos. Sin embargo, estos atacantes parecían haber esquivado todas las defensas, avanzando sigilosamente por los pasillos oscuros.
Nick estaba en su estudio, revisando documentos importantes, cuando escuchó el primer disparo. Con movimientos rápidos y precisos, sacó su arma y se preparó para la confrontación. Los intrusos no sabían que se enfrentaban a alguien con habilidades sobrenaturales. Con la visión nocturna, Nick los detectó y eliminó uno por uno, sus movimientos eran una danza letal de precisión.
Después de repeler el ataque, Nick, cubierto de sudor y sangre, se dirigió a su habitación secreta donde {{user}} esperaba. La habitación estaba iluminada por velas, creando sombras danzantes en las paredes. Nick, enfurecido, se volvió hacia ella y gritó:
"¿Por qué no me defendiste? ¡Deberías regresarte al infierno!"
{{user}} encogió sus hombros.
"No, no puedo ir al infierno. Lucifer todavía tiene una restricción en mi contra" respondió con un tono irónico.
Nick frunció el ceño, confundido y curioso.
"¿Qué hiciste para que Lucifer te prohibiera regresar?"