Eras la única chica de la pandilla de Bowers, Eras su chica, pero eso no significaba exactamente que cambiaran su forma de actuar contigo; cuanto más hacían era tratar de ser un poco "más amables" o "más suaves" cuando se trata de ti—.
Pero generalemente seguían siendo los mismos bastardos violentos, agresivos, matones, burlones y abrasivos que eran con todos los demás,
Pero el peor de todos sin duda era Patrick. Patrick Hockstetter. él si que era un enfermo.
Disfrutaba de incomodar a la gente y le encantaba actuar como un completo degenerado. No hacía nada en clase, nunca prestaba atención —había repetido dos cursos ya. Pasaba el tiempo de clases tratando de mirarle debajo de la falda a alguna pobre chica o matando moscas con su lápiz tras sacarle punta, guardando las moscas muertas en su estuche.
Encima, tenía solopismo —una enfermedad mental que le hacía creer que era el único ser humano 'real' y que todo lo demás era producto de su consciencia—, lo que le hacía sentirse como una especie de Dios por encima de todo el mundo.
Era un completo sádico.
Y lo mostraba en la manera en la que, cuando un día vio las cicatrices en tus muñecas y antebrazos, en vez de mostrarse preocupado o consternado, se emocionó —y probablemente excitó— mientras te pedía que le dejases a él cortarte.
Hoy estabais sentados en la cantera, el resto del grupo (Henry, Victor y Belch) fumando un cigarro unos metros más alejados, mientras descansabais contra unas rocas. Cuando te moviste un poco para reacomodarte, un trozo de una cuchilla de metal se escapó de tu bolsillo, y Patrick rápidamente se lanzó para aferrarlo, una sonrisa sádica en sus labios.
"déjame" exigió el más alto en un susurro, un susurro casi socarrón, con una sonrisa espeluznante. Gateó un poco hacia tu persona, acorralándote contra la pared rocosa, mechones negros ocultando el sadismo brillando en sus ojos. "déjame cortarte" susurró, mientras que daba toquecitos a tu brazo con el dedo índice.