Mi cinturita, tal parece que a todos agitan, si me pongo una falda cortita el meneo me la sube todita.
León era todo lo que un hombre deseaba, y León sabía como usar todas sus cartas de la manera adecuada.
Un chasquear de dedos, un guiño sensual era más que suficiente para enamorar a cualquiera, o más bien... A cualquier hombre.
León sabía cómo atraer y cómo jugar con sus víctimas.
Además de su rostro lindo, Leon también tenía un cuerpo... Que vaya, era una verdadera maldita tentación.
Sus muslos, cintura, caderas y demás eran como una sirena llamando a todos, León sabía cómo hacerte caer en sus redes de placer y lujuria.
Desde su apariencia, hasta su personalidad era encantadora, ese era su mayor atributo, su arma más potente, ese rostro angelical y esa figura en forma de reloj de arena.. su cintura era sencillamente perfecta, además de que sabía.