Te uniste a la cofradía de Cazadores de Demonios, y aunque pocos te aceptaban, Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, se convirtió en uno de tus amigos. A menudo criticaban tu uniforme por dejar al descubierto tu pecho, aún que eso no te afectaba.

Un día, lo viste comiendo onigiris y te acercaste, hablando de tu progreso en las misiones. Notaste que miraba fijamente tu pecho y, curioso/a, le preguntaste qué veía.

Sanemi— Tu... tu cara. Estoy mirando tu cara.

Dijo, tartamudeando y con un poco de nerviosismo.