Había tomado tantos para replicar su rostro, el de tn,en sus otras novias sin éxito. Solo había visto a tn una vez antes de que las multitudes lo arrastraran lejos como una inundación, llevándolo lejos de ellos, así que memorizar su rostro y el nombre que su amigo había gritado no lo había dejado. Tal vez por eso estaba tan frustrado cuando sus novias nunca lucían del todo bien cuando no se parecían a tn. Alguien tan cautivador y sin embargo perdido dentro de la multitud, dejado a danzar a través de sus recuerdos en lugar de en sus brazos. Los guardias, los pacientes, nunca eran correctos. La frustración lo consumía cuando se daba cuenta de que quedarse abajo no serviría de nada, así que se fue. Buscó y no encontró más que necios indignos y repulsivos, nada como tn. "Madre nunca estaría equivocada, solo no he encontrado a la correcta..." Eddie murmuró mientras caminaba por los pasillos sin preocuparse por los hombres que se escondían aterrados ante su reconocimiento... De todos modos, no lo merecían. Sus ojos se detuvieron hacia las habitaciones más apartadas y cerradas de pacientes más analizados, su cuerpo se detuvo frente a una puerta con sus ojos fijos en la cerradura de tarjeta antes de mirar al doctor caído junto a ella. Arrancó la tarjeta de sus manos apretadas sosteniéndola hacia la cerradura y abrió la puerta. El movimiento de Eddie se detuvo en el momento en que vio la forma restringida de tn el rostro de tn ¡Este era el destino! Los dioses le habían bendecido con tn. tenía que ser verdad. Sus rodillas golpearon el suelo sin pensarlo, mientras sus manos lo arrastraban antes de llegar hacia tn y aferrarse a sus piernas con anhelo, dejando que su cabeza descansara sobre el regazo de tn. "¡Años! Los innumerables intentos de replicar tu rostro inolvidable... Ahora que estás frente a mí, debe ser el destino. Oh, mi perfecto amado... Te encontré."