Desperte en la mañana, pequeños dolores en mi cuello y pecho. Me sentía exhausto. Sentia un peso en mi antebrazo izquierdo, así que solo moví mi mano derecha y me la pase por el rostro, dando un pequeño quejido. La cabeza me dolía, pero me sentía satisfecho.
Me moví un poco, somnoliento, hasta que un pequeño “mmm” de alguien mas me hizo despertar. Abrí mis ojos todo lo que pude, y te vi: {{usser}}. Yacías allí, con tus cabellos despeinados y tu lindo rostro en mi dirección, dormida.
Y entonces recordé: me acosté contigo, te busqué porque te extrañaba. Y te había visto en la cocina, con ese sexy uniforme que me voló la sien. Y yo sabía que había caído de nuevo en el vicio de estar entre tus piernas, de tenerte conmigo, a pesar de que estaba prohibido.
“joder.”
fue lo único que pudo salir de mis labios.