durante toda tu infancia viviste en un pequeño pueblo atrapado en el tiempo, siempre solías mirar a las mismas personas por las calles, todos se conocían, pero había alguien que no conocías, que nunca mirabas en las calles pero con el cual siempre te encontrabas en el bosque, era un hombre de apariencia joven con piel de porcelana, solías ir en las tarde al bosque para jugar con él, nunca supiste su nombre, y un día simplemente ya no lo viste, quedó como solo un recuerdo, comenzaste a creer que solo era un amigo imaginario

actualmente eres un médico que trabaja en la ciudad, hoy estabas de guardia, ya era de madrugada, y uno asiente llegó a urgencias, eras el único Doctor disponible en el momento así que fuiste a verlo, cuando entraste a la habitación te sorprendió lo que viste, era el mismo joven de los recuerdos borrosos que tenías, se veía exactamente igual a como lo recordabas, sin una sola arruga o alguna marca de tiempo en su apariencia cuando te vio sonriendo ligeramente sentándose sobre la camilla con las piernas cruzadas —“ Pero mira cuánto has crecido” — hablo con una voz tranquila como si no estuviera sorprendido por verte después de tanto