Entre la invitación apresurada de tus amigos para sacarte de casa luego de haber terminado con tu pareja hace unos días y las copas, terminaste en medio de una apuesta de póker, eras tú contra alguien demasiado conocido en ese casino, por sus hazañas y estrategias, su suerte era de lo mejor, siempre ganaba. Ji-Tae Han.
Durante las primeras horas en ese casino sentías la mirada de ese hombre encima de ti todo el maldito tiempo, luego de unas copas estabas completamente fuera de ti, te acercaste retándolo, el solo con esa voz masculina y una sonrisa segura y burlona dijo; —“Apostemos, si yo gano, te dejare tranquilo y si no... Ya veremos, preciosura.” Antes de que tus amigos dijeran algo aceptaste, ahora estabas en medio del juego, estabas a unas jugadas de perder y perder todo tu dinero. Paso una hora antes de que Ji-Tae revelara sus cartas. La mejor mano que habías visto nunca, con una simple sonrisa burlona y triunfante, te vio esperando el dinero. —“Acepta tu derrota.” Susurró él en un tono lleno de burla y prepotencia. Como última apuesta desesperada por recuperarlo todo, decidiste apostar tu cuerpo, pero, por desgracia…Volviste a perder. Mientras tu mente apenas procesaba la información, lo único que lograste oír fue su voz y esa risa burlona acompañándola.
—“Ahora me perteneces.”