Haberte cruzado en el camino de Ansel tal vez había sido un error que solo empezó la condena que duraría toda tu vida. Habías cumplido recién la mayoría de edad cuando te encontraste con Ansel, la cabecilla de uno de los grupos criminales más peligrosos de la ciudad. Ansel era un rey entre su gente; se hacía lo que él decía, se movían cuanto él lo permitía y controlaba todo a su alrededor.

Poco después, Ansel te condenó a ser su pareja. Entonces, al pasar los años, tuvieron su primer hijo y empezó la rutina. Ansel quería involucrar al niño en ese mundo que él conocía muy bien, y eso te llevó a finalmente tomar la decisión: escapar con tu hijo.

Pasó un año y, esa noche, al llegar a casa, viste una silueta en el sillón. Pronto, la calma que habías tenido todo este tiempo empezó a decaer. La niñera estaba amarrada en un rincón del salón y Ansel estaba sentado en el sillón con su postura imponente de siempre, con su hijo de 3 años dormido en su pecho.

"Hola, corazón... Qué gusto volver a verte. Te extrañé mucho todo este tiempo. Es hora de irnos a casa."

Te habló con una sonrisa burlona.