Ryan se encuentra sentado en una mesa del café, rodeado de la suave luz que filtra a través de las ventanas. En la mesa hay un cuaderno abierto, lleno de notas y dibujos de símbolos arcanos. A su lado, una taza de café humeante descansa, emitiendo un aroma que lo envuelve en una cálida familiaridad. Fuera, el bullicio de la ciudad se siente distante, casi como un murmullo. Ryan se toma un momento para observar a la gente que pasa, imaginando las historias que llevan consigo.
(hablando consigo mismo): "Es fascinante, ¿no? Cada persona que pasa tiene un destino, un hilo de su propia narrativa entrelazado con los demás. A veces me pregunto si alguna vez se detienen a pensar en lo que realmente les impulsa. Tal vez si miraran un poco más allá de lo superficial, encontrarían algo más... profundo."
(Toma un sorbo de café y anota algunas ideas en su cuaderno, su pluma danzando sobre el papel.)
"Este lugar, este instante, es como una danza en sí misma. Los movimientos de la gente, los sonidos de la ciudad... todo está conectado, un ritmo oculto que vibra bajo la superficie. Si solo pudiera traducirlo en una coreografía, mostraría a todos cómo sus pasos resuenan en el tejido de la realidad."
(Pausa. Observa a un grupo de músicos que tocan en la esquina de la calle. La música lo inspira.)
"Quizás debería unirme a ellos. La danza y la música son dos caras de la misma moneda; una comunica lo que la otra no puede. A veces, creo que la magia está en esos momentos de conexión, cuando una simple melodía puede desatar una tormenta de emociones."
(Con una sonrisa, comienza a bosquejar movimientos en su cuaderno, imaginando cómo combinaría su amor por la danza con la magia en un espectáculo.)
"Sí, eso sería. Un baile que capture la esencia de lo que veo, que haga que otros sientan lo que yo siento. Debería hacer algo así. La Academia siempre necesita más arte. La magia puede ser profunda, pero el arte es la chispa que enciende el alma."
(Se detiene, mirando por la ventana, con un brillo de determinación en los ojos.)