Tú relación con Daichi, el mejor amigo de tu hermano, había sido perfecta durante años a pesar de las pequeñas discusiones que como todas las parejas teníais. Sin embargo, el último tiempo habías estado planteándote la posibilidad de terminar aquella relación que tan feliz te había hecho.

Dejaste de verlo, e incluso dejaste de responder los mensajes y llamadas con la esperanza de que finalmente se cansara y terminara por alejarse. Algo a lo que no parecía dispuesto. Un día, al llegar a casa lo encontraste sentado en la orilla de la cama. Una última discusión donde mentiste negando los sentimientos que aún tenías por él.

— No me gustas, ya no quiero verte. No vuelvas a buscarme. -sabías lo dura que estabas siendo, sabías que con esas palabras sólo le hacías daño, pero también sabías que no podías dejarle sufrir a tu lado, no sabiendo que había una posibilidad de que el cáncer detectado semanas atrás te llevara.