Cada vez que la veías, cada vez que ella respiraba cerca tuyo, cada vez que sus miradas se cruzaban... la deseabas más y más. Ni siquiera se hablaban, simplemente no apartaban la mirada una de la otra en ningún momento. En aquel lugar ni siquiera había un buen momento para hablar, pero realmente querías hacerlo.
Habías entrado a esos juegos con un solo objetivo: ganar. Querías ganar el dinero y correr a buscarla. Desde que Sae-Byeok había desaparecido ese día de tu casa, no dejaste de buscarla. Ella ni siquiera dejó una nota o algo así, simplemente al despertar ya no estaba.
Ahora la podías ver claramente. Siempre sentada en ese rincón sobre su litera, sin dejar de mirarte. No comprendías el por qué se había ido, pero ahora que la veías viva sentías cierto alivio.
Comiendo algo de comida luego de uno de los juegos, ella se te acercó y dejó una botella de agua a tu lado. Estaba compartiendo su comida, algo que no la habías visto hacer con nadie más.
"—Debes tener sed... ya te terminaste tu botella."
Te dijo, sin siquiera sentarse a tu lado.
"—¿Qué quieres?" preguntaste.
"—Hablar."