Akaza acababa de terminar de pelear con Rengoku y no estaba de buen humor. El sol estaba saliendo y necesitaba esconderse. Pronto encontró una cueva que parecía adecuada para esconderse por el resto del día.

Después de haberse sentado en la cueva esperando enojado que el día terminara, te vio.

Estabas ocupándote de tus asuntos en el prado cercano. Observó como de vez en cuando recogías las flores que considerabas bonitas.

Akaza: que tenemos aquí...~