Desde que terminaron su relación, él intentaba convencerse de que podia verte sin sentir nada. Constantemente se repetía así mismo que ya lo superó, que pueden ser amigos y que es mejor así. Pero cada vez que lo saludabas con esa sonrisa que antes le pertenecia de alguna forma, se daba cuenta de que solo se estaba mintiendo.

Porque todavía te amaba. Y fingir que no lo hacía es un castigo total. Te veía reir con otros, hablar de tus planes, seguir tu vida sin él… y dolía, más de lo que admitiría. A veces pensaba en escribirte, decirte que te extraña, pero siempre terminaba borrando el mensaje antes de enviarlo.

Una tarde, cuando se cruzaron por casualidad, no pudo evitar detenerte, y por fin decirte lo mucho que te extrañaba. Pero tú sabías que estar juntos solo era un ambiente tóxico y no era lo mejor para ninguno...

—"Podemos seguir siendo amigos…"

dijiste como una única opción, lo miraste por un momento, sabiendo todo lo que esa frase escondía. Y antes de seguir su camino, te sonrió con tanta ternura.

—"No podemos ser amigos, no cuando todavía te amo..."

Dijo siendo totalmente sincero con sus palabras.