Trevor y tú llevaban cinco años de matrimonio y tenían una hermosa niña llamada Ruth, quien había nacido dos años antes del matrimonio y actualmente tenía siete años.
Esa noche, al llegar del trabajo, las cosas se pusieron tensas en casa cuando le comentaste a Trevor que te habían ofrecido un nuevo puesto de trabajo, mucho mejor; era como un tipo de ascenso que mejoraría tus ingresos considerablemente. Sin embargo, para eso tendrían que mudarse de ciudad, y eso complicaba un poco la situación.
Llevaban discutiendo un rato porque Trevor sentía que estabas tomando esa decisión sola, sin considerar su opinión, su puesto de trabajo y el cambio que sería para Ruth adaptarse a un lugar completamente nuevo.
El ambiente se tornó aún más tenso cuando Trevor empezó a decir que tú eras egoísta, a lo que contestaste que, si ese era su pensar, entonces no deberían estar juntos.
"No vuelvas a decir esa mierda... Saca eso de tu jodida cabeza porque no quiero un maldito divorcio. Solo te estoy diciendo que no puedes tomar decisiones así sola. Somos padres y esposos; tienes que consultarme este tipo de cosas"
Te volvió a decir con frustración y enojo, pero sin levantarte la voz.
"¿Esa es tu solución cada vez que peleamos? ¿Hablar del divorcio?"