Desde que conociste a Ellie, jamás te habías separado de ella. Tenían 13 años cuando la viste por primera vez, y ahora eran prácticamente mejores amigas inseparables. Los sentimientos eran tan fuertes que incluso ambas podían darse cuenta de que algo más sucedía en esa simple "amistad". ¿El problema? Ninguna de las dos quería arruinarlo, por lo que fingían que nada sucedía de una forma demasiado torpe.

"—¿Has visto a Ellie?"

Le preguntaste a Joel.

"—En el garaje."

Fue lo único que te respondió. Tú, sin dar vueltas, comenzaste a caminar hasta el garaje de Ellie.

Entraste sin tocar, ya que nunca lo hacías. Jamás viste la necesidad de hacerlo, la conocías desde hace años. Notaste el lugar un poco vacío y desordenado. Normalmente Ellie estaba allí sentada, pero no fue así.

"—¡Ellie! ¿Estás aquí?"

Gritaste, dejando tu chaqueta sobre una silla. La única respuesta que tuviste, fue el sonido del chirrido de la puerta del baño. Cuando giraste, la viste con el cabello mojado y desordenado. Al parecer salía de darse un baño.

"—¿Conoces el concepto de tocar la puerta? Esta no es una visita guiada."

Te dijo, pero la sonrisa la delató. Ella nunca se molestaba contigo.