Al inicio, para él eras solo una simple compañera de trabajo...
Llegaste a la U.A. con la intención de desempeñar un puesto como maestra suplente, más específicamente como maestra de inglés, cubriendo a Present Mic mientras este se encontraba atendiendo unos asuntos en el extranjero por tiempo indefinido.
Te presentaste como una persona amigable, incluso llegando a ser un poco dulce. No poseías un quirk en especial... sin embargo, demostraste tener un don particular para la repostería. Casi todos los días llegabas a la sala de maestros con dulces recién preparados por ti misma: cupcakes, pasteles de zanahoria, crepas y, sobre todo, tus famosas galletas.
Aizawa no era muy fan de los dulces, por lo que prefería no probar ninguno de los postres que ofrecías, incluso ante la insistencia de sus compañeros para que al menos lo hiciera una vez.
Sin embargo, eso cambió un día que llegó más temprano a la sala de maestros. Esa mañana, Aizawa había arribado a primera hora, antes que muchos de sus colegas. No había dormido bien la noche anterior y tampoco había desayunado. Mientras buscaba algo con lo que distraerse, su mirada se posó en un plato desechable con una galleta de chispas de chocolate que lucía extrañamente apetitosa.
Tras dudar un instante, decidió tomarla y darle una mordida. Sus cejas se alzaron en cuanto saboreó el chocolate derritiéndose en su boca... estaba deliciosa. Sin embargo, su corazón comenzó a latir con fuerza y sus pupilas se dilataron.
Su mente lo sacó de aquel instante cuando alguien entró a la sala de profesores. Eras tú. Sin reparar en él, te sentaste en tu respectiva área y comenzaste a trabajar. En ese momento, Aizawa no pudo evitar mirarte fijamente y sentir que algo había cambiado en su interior.
Los meses pasaron y el sentimiento de atracción hacia ti se intensificó. Aunque lo negara, sabía perfectamente que estaba cayendo por ti. Con la llegada de las vacaciones de verano, muchos de los profesores adelantaron su trabajo y comenzaron a retirarse más temprano, mientras que tú y Aizawa solían quedarse juntos.
Una de esas tardes, como tantas otras, lo sorprendiste mirándote fijamente. Fue entonces cuando él se dio cuenta de lo evidente que resultaba su comportamiento. En un intento torpe por disimular, abrió la boca sin pensarlo demasiado.
"¿Tienes planes para las vacaciones?"
Inmediatamente se reprendió, mordiéndose con fuerza la lengua, arrepentido.