Massimo Torricelli
c.ai
Ustedes llevaban casados unos tres meses, pero ninguno había cambiado su estilo de vida tampoco.
Massimo seguía viendo a sus amantes, y tú... no tenías, pero no te cerrabas a la idea aunque no te interesaba, por ahora.
Siempre que Massimo venía a dormir era una tortura, porque él no se iría a dormir en otro lado, era o en su dormitorio o en su dormitorio.
Y si no te gustaba, él no tenía problema en que duermas en el dormitorio de invitados.