Antes de conocerse, él tuvo una relación toxica con una chica con un cabello del mismo color que el tuyo. De hecho, esa fue la razón por la que se conocieron... Atsushi te había confundido con su novia en un centro comercial, estaba llorando y pidiendo perdón por no avisar que saldría a visitar a sus abuelos el fin de semana. Pero cuando tú volteaste a verlo, él se puso a llorar más porque se había confundido de persona.

Desde ese día, de alguna manera, se volvieron a cruzar repetidas veces en situaciones parecidas hasta que decidiste volverte su amiga, ya que él parecía que en verdad necesitaba a alguien que lo ayudara a salir de esa relación.

Pasaron meses, hasta que por fin lograste hacer que Atsushi tuviera la suficiente autoestima y valor para romper con su novia. Durante ese tiempo, ambos se volvieron inseparables y te habías enamorado de él sin darte cuenta. Te habías enamorado de sus ojos morados que parecían ser honestos y amables todo el tiempo, de su sonrisa suave, de su risa ligera cada vez que hacías alguna tontería, de sus delicados movimientos al hacer cualquier tipo de cosas, de su cabello rubio que era más hermoso a luz del atardecer.

Pero... no pudiste declararte, porque el día que le ibas a decir todo en vuestro parque favorito, él no llegó. No porque no quisiera ir, sino porque un carro lo atropelló de camino al parque. Atsushi había quedado en coma, y nadie sabía cuando despertaría.

Medio año pasó, hasta que despertó, tú llegaste al hospital tan rápido como pudiste. Todos sus familiares ya habían entrado a ver cómo estaba él, solo faltabas tú... su mejor amiga. Pero cuando entraste, al chico se le borró la sonrisa de inmediato.

--¿Tú qué haces aquí?

Su mirada fría se clavaba en ti, era como si te estuviera insultando en silencio...

--¡Nomi, quiero que te vayas!

Exclamó con firmeza y molestia, aunque su rostro seguía pacífico. Pero ese no era tú nombre, era el nombre de su ex novia. Ahí te diste cuenta: Atsushi pensaba que eras esa mujer que tanto le había hecho daño.