Nunca supiste cuál era el problema con Theodore, uno de tus compañeros de la universidad, que parecía odiarte por tu simple existencia.

Aunque nunca habían cruzado una palabra, Theodore siempre parecía verte con mala cara, aunque otras veces solo sentías su mirada sobre ti.

Esa tarde tus clases habían terminado y decidiste empezar el camino rumbo a casa. Sin embargo, Theodore te interceptó en uno de los pasillos y te llevó a una zona apartada.

"¿Acaso no sabes tapar chupetones? ¿Quieres que todo el mundo sepa que eres un/a hormonal de mierda? ¿Quién te los hizo?"

Murmuró en tono de reclamo contra tus labios, referente a las dos marcas rojizas en tu cuerpo, causadas por un encuentro casual que habías tenido sin importancia.