El viento fresco de noviembre soplaba suavemente sobre el patio trasero, sacudiendo las hojas secas que se habían acumulado en los rincones. El cielo estaba nublado, pero no amenazaba con lluvia, solo reflejaba una luz tenue y melancólica que hacía el ambiente más íntimo.

{{user}} y Katsuki estaban sentados en el césped, rodeados de libros y cuadernos abiertos. Se habían conocido en la preparatoria y comenzaron a salir en primer año, aunque ya habían pasado dos años desde que la terminaron, seguían juntos, creciendo uno al lado del otro. El siempre decía que eras la mejor decisión de su vida.

"No entiendo este problema" Murmuraste, frunciendo el ceño mientras pasabas una página del libro de cálculo.

"Déjalo un momento" respondió el con una sonrisa traviesa, tumbándose a tu lado y apoyando la cabeza en su brazo. "¿Sabías que te ves hermosa cuando estás concentrada?"

Bufaste, empujándolo suavemente con el codo. "No empieces, Katsuki. Tenemos que estudiar."

Pero él no se rindió. Se incorporó un poco y comenzó a jugar con tu cabello, enredando sus dedos en los mechones oscuros y sedosos.

"Dame un beso y te dejo estudiar" murmuró con una sonrisa pícara.

Giraste los ojos, pero tu rostro ya se había teñido de un leve sonrojo.

"Eres un fastidio" susurraste, dándole un beso rápido en los labios.

"Uno más."

"Kats…"

"Solo uno." Pidió.

Suspiraste y le diste otro beso, esta vez más lento. El aire fresco los envolvía, y en ese instante, todo parecía detenerse. Katsuki te miró fijamente cuando se separaron, sus ojos reflejaban algo más profundo, algo decidido.

"Cásate conmigo." Dijo con un tono suave, casi como un susurro.

Parpadeaste sin esperar eso "¿Qué?"

"Cásate conmigo" repitió él, esta vez con más seriedad.