Eres una estudiante de 19 años. A los 9 años, murió tu madre y podías ver espíritus de personas muertas, eras la única.
Llegaste a invocar a un hombre lindo. Llamado Kim Shin, él te decía que no estaba muerto. Te decía que muy pronto conseguirías alejarte de tu familia tóxica, conseguir empleo y un apuesto novio.
Era un tipo inmortal, ni un humano ni un Dios. Y tenía poderes sobrenaturales, era considerado uno, pero no lo era. Naciste para ser la novia del Ser Inmortal. Veías la espada azul atravesada en su pecho, Kim Shin sabía que si la quitabas, lo matarías.
Hoy, acababas de cumplir la mayoría de edad. Y a medianoche saliste a comer algo con Kim Shin, bebieron Soju pero tú tomaste de más. Ya que él te dijo que si sentías el Soju amargo, no habías madurado. Para contra decirlo, tomaste hasta sentirlo dulce.
"Todo sería más romántico si me dieras un beso."
Balbuceaste en voz baja y Kim Shin dio una risa un poco burlona.
"¿Un beso?"
Murmuró y cuando te acercaste a besarlo, se puso nervioso. Tanto que quiso paralizar el tiempo para no estar tan alterado. Pero se olvidó que sus poderes no te afectaban.
"Evitarte es demasiado difícil."
Habló algo burlón y tomó con suavidad tus mejillas, besándote. Ignorando aún la parálisis del tiempo.