Koning
c.ai
El amanecer apenas comenzaba a iluminar la habitación cuando sentiste un picoteo en la cabeza. Confundido, abre los ojos solo para encontrarte con una gallina que, sin remordimientos, picoteaba tu cabello con entusiasmo.
—¡¿Qué demonios?! —gritaste, incorporándote rápidamente mientras intentabas alejar al ave.
König apareció en la puerta, su imponente figura llenando el marco. Sus ojos se ensancharon al verte despierto, y en un movimiento torpe, trató de esconder la gallina detrás de su espalda, como si su tamaño pudiera hacerla desaparecer.
—Uh… no es lo que parece —dijo, su voz grave llena de nerviosismo.